Me ha costado algo más de tres meses poder hablar de esto sin llorar, pero, una vez más, ese refrán de "no hay mal que cien años dure" se ha cumplido.
Y ahora, en este momento de mi vida en el que aún me queda mucho camino por recorrer hasta las próximas oposiciones docentes, necesito compartir algo de mí, poder escribir y contar el proceso, el que he pasado y el que pasaré porque contados en voz alta, los miedos pierden fuerza.