martes, 8 de octubre de 2019

ESO QUE LLAMAN SUERTE

Nos guste o no, la SUERTE es la invitada de honor en esto de las oposiciones. Sin embargo, en mi opinión, depende de nosotros mismos el grado de protagonismo que le demos en ella. 
Desde el principio, decidí que si bien hay un elevadísimo porcentaje en el que la suerte o el azar no le iba yo a dejar ocupar más espacio del que ya tenía. Y aquí es donde hay que ser honestos con uno mismo e identificar qué aspectos dependen de ti y cuales evidentemente no. Sobre los primeros, tenemos potencial de intervenir y arañaremos en gran medida a los que se escapan a nuestro control. 

Lo que SI podemos controlar:
  1. El número de temas que llevo al examen. Y cómo los llevo. 
  2. Haber practicado los supuestos prácticos, en cantidad y en calidad, habernos enfrentado  a diversidad de situaciones.
  3. Tener controlado el tiempo de examen (a través de hacer simulacros, controlando el tiempo que necesitamos, dónde flaqueamos, qué aspectos debemos mejorar).
  4. Haber elaborado nuestra programación, creer en ella y conocerla profundamente.
  5. Practicar, practicar, practicar la exposición, con diferentes tipos de público, grabarnos en vídeo y luego analizarte a ti mismo, buscar errores, imaginas qué te pueden preguntar, etc... Tómatelo como una representación teatral: debes saberte tu papel, interpretarlo con la naturalidad que da el dominarlo, controlar el tiempo, etc. La improvisación no es tu amiga. 
  6. Ir previamente al lugar del examen en  "misión de reconocimiento". Te evitas muchos nervios saber exactamente donde es, donde puedes aparcar, cómo llegar, etc...

Lo que NO podemos controlar:
  1. La bola que salga (pero si llevas todos o casi todos los temas, aquí la suerte no tiene tanto poder como si únicamente llevas 10 y dependes de ella para hacer un buen papel).
  2. El tribunal: esto es una realidad: en función del tribunal que te toque y la línea general de corrección que lleven (porque sí, tienen una rúbrica, pero la subjetividad está implícita) brillarás más, brillarás menos, gustará más tu tema o será peor valorado. 
  3. El resto de opositores de tu tribunal: desde que falten muchas personas en un tribunal concreto o que no falte nadie (esto afecta posteriormente al reparto de plazas por tribunal), cómo vayan de preparados, el tiempo de servicio que tengan, que sus exámenes tengan en general un nivel alto y el tuyo pase más desapercibido...
  4. El día y hora en que te toca la exposición oral: no es igual ser el segundo que expone en el día que la última persona (holi, esa última persona del día fui yo y vas acumulando nervios y tensión hasta tener ganas de salir corriendo): ni tú estás en las mismas condiciones ni el tribunal, que probablemente esté cansadísimo de escuchar. Debo decir, no obstante, que aunque fui la última del día (7 personas por delante), mi tribunal fue exquisito conmigo, todos atentos, algunos de ellos de vez en cuando asentían o sonreían, por lo que en este sentido no tengo una mala experiencia como le ocurre a otras personas. 
  5. Variedad de situaciones: desde ponerte enfermo/a, tener que repetir un examen, olvidarte algun material importante en la presentación, que no te atienda el tribunal y eso te ponga nervioso/a...

En mi caso, estoy convencida de que dejé poco espacio a la suerte y gracias a eso me quedé tan solo a una centésima de la plaza (que sí, que es una p_tada). Evidentemente, la suerte no estuvo de mi parte, pero sé que hice todo lo que estaba en mi mano para dejarle poco espacio de juego. 
Así que sí, asume que la suerte influye pero no le des más poder del que ya tiene

No hay comentarios:

Publicar un comentario

FASE DE CONCURSO

Las oposiciones docentes tienen una parte de oposición (la prueba escrita y la prueba oral, con sus respectivas partes) y la fase de concur...