martes, 1 de octubre de 2019

¿POR QUÉ DECIDÍ OPOSITAR?

Dándole vueltas acerca de por dónde empezar el blog pensé que quizás un buen comienzo pasaba por explicar los motivos por los que me decidí a opositar después de tantos años trabajando.

Siempre me dije a mí misma que opositar no era lo mío, que no sería capaz de estudiar tan a largo plazo, que había que estar hecha de una pasta especial, que si ya ejercía mi profesión no tenía sentido, que... En resumidas cuentas, mil y una razones por las que opositar no era una opción para mí.

Pero después de varios años trabajando, eso sí, "de lo mío" me di cuenta que no era suficiente. No encontraba la estabilidad económica ni laboral que deseaba, porque aunque estaba muy bien considerada en el cole, resulta que más que la experiencia, profesionalidad o la formación permanente en la que siempre me encontraba siempre había alguien con más antigüedad que yo. Todo ello unido a que en verano me iba al paro como muchas de mis compañeras y que además las horas de contrato no superaban la media jornada pues la verdad es que se hacía complicado disfrutar de una estabilidad económica. Porque sí, mi trabajo es vocacional y me encanta, pero también tengo unas responsabilidades familiares que atender y necesitaba que el trabajo me las ofreciera. La idea de opositar empezó a rondar mi cabeza, pero aún no fue mi momento.

Un día, recuerdo perfectamente cuándo, en mi mente se reajustó todo y de repente, "clic". Si tenía un buen currículum, si ya había demostrado que no me asustaba estudiar, si me acababan de dejar claro en el centro que al curso siguiente no podrían mantenerme en el puesto que tenía, ¿por qué no?

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